jueves, 14 de agosto de 2008

No se gana una plata...

Se pierde el oro según dicen por ahí...

Pero el bronce... Oh... una medalla de bronce... un TERCER lugar, es sin duda alguna mucho más delicioso que una medalla de plata.

Y no lo digo por las mexicanas clavadistas de ayer aunque tengo que confesar que acabo de sufrir un ataque súbito de enamoramiento de Paola Espinosa...

Noten ustedes la cara de las chinas... Como que dicen "si, si... somos muy pistolas y nos pelan lo que nos tengan que pelar pero pos... era lo esperado y si... oro y la puta madre..."

Las otras, australianas o que se yo tienen una cara de "peeeeeelos... no pudimos ganar el oro coooooooooooño... pos sonríele mija... pa' la foto no hay de otra..."

Pero las mexicanas... Oh si las mexicanas parecieran haberse ganado la lotería combinada con visita a papá Calderón y demás cuestiones protocolarias referentes al acto...

Si... Todavía recuerdo cuando me ganara un bronce en aquel torneo de ajedrez del nivel medio superior de hace muchos pero muchos ayeres... El ganador del primer lugar ya lo esperaba... El segundo se mentaba la madre pensando que de nuevo no le había podido ganar al primero y Jorgito... Jorgito tuvo uno de sus mayores logros en su breve carrera ajedrecística... Nomás llegué como a 1750 de ELO... Pero eso, era un triunfo mayor que para cualquier otro y a mi me vale madre...

Y cuando quieran les damos una calentadita... Menos a la Rafita por que esa si me parte la madre.

Escuchando: Somebody like you; Keith Urban

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