lunes, 10 de abril de 2006

Memorias de la Mosha: Capítulo 5

De regreso a la ciudad

Mi visita a mi cliente favorito fue un fracaso; el muy desgraciado Alcalde no se acordó de mi pues no había tomado nada y me corrió a madrazos de su despacho “soy de pueblo y te madreo si te vuelves a parar por aquí!” me amenazó dejándome tirado en la acera del palacio municipal. Aun así, no tardé mucho en conseguir un aventón. Unos campesinos que regresaban de la milpa al atardecer se ofrecieron a llevarme en su camión a la gran ciudad. Fue ahí cuando comprendí el verdadero valor de mis favores sexuales pues, por acostarme con ambos obtuve cena, machos y mucho dinero pues los dos se emborracharon conmigo y dejaron a la vista sus carteras. Pobres de sus mujeres que no tuvieron para el gasto de la semana.

Al llegar de nuevo a Mérida me topé con muchas cosas distintas; el periférico ya no era solo de 2 carriles y había obras por todos lados pues según esto, lo estaban ampliando y grande fue desilusión al enterarme que el Venadito ya no era aquella esquina mítica llena de lujuria y perdición debido a la apertura de un KFC. y yo que pensé seguramente encontrar algo de pollo… pero solo había frito.

Lleno de resignación, me dediqué a recorrer la ciudad en busca de la maestra perfecta; aquella que pudiera enseñarme en carne viva las peripecias que había que tenido que vivir para enseñarme a ser toda una mujer. No tardé mucho en conocer la historia de la 500; una famosa trabajadora de la ciudad de Mérida que se había hecho de mucho dinero cobrando quinientos pesos por cada paliacate y que ahora tenía una hermosa casa de estilo oriental en la Colonia México.

Decidido a lograr sobresalir en el bajo mundo, me lancé en búsqueda de la 500 y efectivamente, después de perderme un ratito por el Paseo de Montejo, logré encontrar una casa estilo Japonés con paredes de papel, dragones y la chingada… pero pues la chingada maestra no aparecía por ningún lado… toqué al timbre y poco después de diez timbrazos, salió a abrirme la puerta un apuesto y fornido mozo a informarme que la señora había salido a vacacionar a Europa y que regresaría dentro de un par de meses. La vuelta pudo haber quedado en eso; pero aquel hombre estaba sencillamente archi-requete-re-contra-sabroso, parecía extranjero pues hablaba poco español y una que es bien facilota, de inmediato sentí como se me aflojó el calcetín ante semejante espécimen e hicimos click desde un inicio.

Me dijo que se llamaba Ken… no lo podía creer, tantos años y tanto acto sexual después vine a encontrar lo que en mi niñez solo pude hallar en un bote de basura; un muñeco con el cual poder experimentar en vivo y a todo color mis cochinadas. Me enteré que era de Australia; y que había salido de su casa a conocer el mundo; solo estaría en Yucatán por 2 meses más, para después partir a estudiar a alguna parte de Europa… Aun sabiendo que se iría, me valió madre que lo fuera a perder; el fue mi primer y único amor por que todos los demás malditos hombres que han pasado sobre mi únicamente me utilizaron para saciar sus ansias locas de placer.

Y vaya que la pasamos bien. En la vida había hecho semejante cantidad y calidad de cochinadas. Me valió si estaba en un ancestral tapete japones o jugando con las bolas asiáticas o remojado en la piscina o arrastrándome en el jardín o de 20 uñas encima de los dragones; aquel tipo me ha dado la mejor revolcada de mi perra vida. No recuerdo si fue un día o si fue un mes o si fueron dos, pero como no tenía techo en donde resguardarme, aquel buen mozo me ofreció compartir la calidez de sus brazos y la cachondez de su lecho.

Sin embargo, llegó el inevitable fin, mi Australiano chulo tuvo que irse de la ciudad y me quedé más solo que un perro callejero. La 500 había prolongado su viaje y no tenía manera de encontrar en ella la asesoría que tanto necesitaba para seguir con mi vida. Resuelto a cambiar mi vida de una buena vez, tomé la decisión que habría de cambiar para siempre mi destino, recordé la razón por la cual había dejado las garras de Mamaesta y decidí inscribirme al CNCI (Colegio Nacional de Cangrejos Indecisos).

Después de llorar 15 días a Ken, reuní los pocos centavos que tenía y me dirigí a las instalaciones del Colegio. Que lugar tan bonito; ubicado en un céntrico lugar cercano al ADO y con un enorme cartel colgando por encima de la puerta de entrada:


En la entrada un intento de rubia vestida como recepcionista te daba la bienvenida y te decía que esperaras para que te atendiera la Directora del Colegio. Las entrevistas con ella eran casi todo el día pero como era Diciembre todas las alumnas estaban super ocupadas por la derrama de los aguinaldos y tenían mucha chamba. A los pocos minutos, me indicó que pasara por un pasillo hacia la oficina de la Directora, Madame Pimienta.

Aquel lugar era el paraíso para cualquier perra que se digne de prostituirse en cualquier lado. La casa de Hatsumamá se quedaba pendeja comparada con la cantidad de artículos sexuales sadomasoquistas que sobresalían de casi cualquier resquicio de los estantes, cajones, mesas, sillas y escritorios. Incluso había una tabla con armellas probablemente para latigazos y una mesa ginecológica en medio del lugar al lado de un tubo iluminada a media luz con unos reflectores de neón. Era simplemente espectacular; pude comparar que esta madame Laurel era una perra más perra que Hatsumamá por que todos sus aparatos eran de marca de diseñadores italianos y la chingada. Hasta los látigos que colgaban de la pared esperando ser usados en la espalda de algún cliente eran de Armani.

Madame Pimienta salió del baño dejándome perplejo; aquella era la vestida más decentemente vestida que mis miserables ojitos habían visto, un elegante suéter café, zapatos de tacón alto y perfectamente maquilladita. Esa perra tenía más dinero encima que yo lo que yo en toda mi mugre vida había cobrado por servicios sexuales. “En un momento te atiendo, me voy a secar las manos”. Ya no supe si sentarme en la mesa de ginecólogo para empezar con la atención personalizada o si acomodarme en el escritorio; preferí quedarme de pie admirando lo que parecía ser su mural de los recuerdos. De inmediato, una foto con un par de rostros conocidos y un par de ellos tachados con lo que parecía ser lapiz labial rosa me llamaron la atención. No pude contener mi curiosidad y leí que en el encabezado del poster decía:

Pimienta, Orégano, Laurel B, Laurel C y Cilantro, los Spice Gays en la presentación de su primer sencillo “Wannabe a bitch”.


“Madame Pimienta” le pregunté tímidamente a la fina proxeneta mientras salía del baño “conoce usted a Mamaesta y Hatsumamá”. De inmediato, mil recuerdos llegaron a sus ojos y pude ver que su semblante de perra cambió a uno de mujer seria... casi casi jurabas que no era un hombre vestido de mujer. “No me menciones esos nombres por favor… prefiero creer que aun los conozco como Laurel C y Cilantro, mis compañeros en nuestra época de cabareteras; pero, ¿de donde conoces tu sus nombres artísticos?” me preguntó con cara de asombro; “vengo de la casa de Mamaesta, estuve viviendo con el por unos cuantos años pero decidí independizarme de el… y también viví unos meses con Hatsumamá antes de que falleciera” dije callándome lo demás por que sabía que Mamaesta había estado involucrada.

La cara de Madame Pimienta tomó un aire de seriedad y sobriedad al mismo tiempo “siéntate” me amablemente, “te voy a contar la verdadera historia, la historia que seguramente ninguna de esas 2 perras pudo haberte contado... permíteme hacer una llamada nada más”. Se sacó el celular de su pecho postizo y marcó un número del marcado rápido “Mamaesta… ¿que pasó Reyna, como estás?, ¿que dicen los hombres de pueblo?.... bien, bien; te tengo una noticia... ¿adivina cual de tus perritas llegó a mi puerta a entrevistarse para pedir educación?… si, si, aquella misma… la voy a atender, eso completará mi venganza de la supuesta "señora de la noche"… bueno… nos vemos en la noche en Kabukis, sale... bye” cortó la llamada, se puso el aparato en su pecho y comenzó con su historia.

“Hace muchos años, Hatsumamá era conocida como Cilantro Haliwell y Mamaesta como Laurel C. Entre ellos y 2 más, formábamos parte de un grupo de travestis que viajábamos por toda la república mexicana en busca de formarnos un nombre en el mundo homosexual. La foto que ves en la pared es del día de la presentación de nuestro primer disco. Desafortunadamente, no tuvimos mucho éxito y tuvimos que separarnos ese mismo día. Como puedes ver, hay dos caras tachadas… fue por culpa de esas perras que no nos aceptaron nuestro sencillo pues la huera se acostó con el promotor y la negra con su esposa en un ataque de celos. Ese mismo día las maté con mis propias garras. Sufrí tanto... fue un verdadero lío y nos tuvimos que esconder, pero disculpa; por ahí no va la historia”.

“Y, ya sabes como es el medio, aunque estés arrastrada, malcogida y desmadrada, tienes que ponerte de pie y seguir viviendo. Laurel C, Cilantro y yo, seguimos viviendo juntas y éramos, hasta cierto punto, íntimas amigas. Yo era la creativa del grupo y pues, me dediqué a componer unas cuantas canciones y pude sobresistir gracias a unos ahorritos que tenía por la venta de productos de Fuller en los breaks de nuestras presentaciones… y no me da vergüenza decirlo, pues no siempre usé marcas de diseñador, alguna vez también como tu, usé marcas baratas de maquillaje y hoy a mucha honra y gracias al sudor de mi cuerpo solo me compro ropa y cosméticos caros”.

“Después de un par de años, logré componer una canción llamada It’s raining men… inspirado en que afortunadamente los hombres me llovían” dijo con una lágrima entre los ojos y una sonrisa a medias… “Pero…” dije con un poquito de miedo, “que no es esa canción la que volvió famosa a Hatsumamá?” “Exactamente!!" contestó iracunda "La perra de Hatsumamá me robó mi éxito y se lanzó como solista; seguramente me espió cuando estaba en el patio agachada wishando repasando la letra. Pero me prometí a mi misma que esa zorra no triunfaría. Además, se vestía como una gata, no tenía nada decente que ponerse pues compraba su ropa en el mercado; no como yo, mira este suéter tejido lo compré en Zara; solo me lo pongo cuando hay frío y puedes ver como se me salen los pezones por los estambres” puntualizó visiblemente emocionada... y se veía que tenía frío.

“Cilantro se cambió el nombre a Hatsumamá y se mudó a Mérida temiendo la ira de nosotras 2. Yo me enqueridé con Laurel C y acabamos viviendo solitas en una humilde cabaña en el poblado de Atasta en Campeche... cerca de donde había unas instalaciones de Pemex... y no teníamos mucho dinero al principio... la pasamos muy duro pero gracias a los obreros que bajaban de plataforma y a que, aunque con cosas baratas procuraba tenerme arreglada, pudimos ir subsistiendo y nos hicimos de dinero y conocimos poco a poco el ambiente".

"No te voy a contar los detalles de que fue lo que pasó; solo necesitas saber que con el tiempo y con mucho pero mucho, mucho trabajo exprimiendo a los petroleros pudimos recuperarnos. Laurel C adoptó el nombre de Mamaesta y vino a Mérida a expandir nuestro imperio en los pueblos aledaños a la ciudad y yo fundé esta casa de masajes disfrazada de escuela gay. Poco a poco fuimos ganando terreno y finalmente planeamos nuestra venganza contra la pobre perra inmunda de Hatsumamá... Venganza de la que tengo entendido fuiste rescatado junto con esos 2 negritos tan ricos..." dijo relamiéndose los bigotes; yo no cabía en asombro por conocer la verdad... estaba equivocado; ni Mamaesta ni Hatsumamá ni el Jefe estaban detrás del imperio; la más perra de todas era Madame Pimienta y yo había caído con ella finalmente. "Pero ese no es el caso… has venido al lugar indicado para continuar tu educación. Hoy Hatsumamá no es más que un mal recuerdo entre toda la comunidad gay, y si algo puedo hacer mejor que esa pobre perra de callejón, es ser toda una mujer”

No lo podía creer… que pequeño es nuestro pueblo y que vueltas da la vida… ahora sí, parecía estar en la cuna de toda la perrez… cada vez estaba más cercano el momento de convertirme en lo que debí haber sido desde un inicio...

No se pierda la próxima semana... ah no... la próxima semana voy a estar de vacaciones y además se suspenderá la emisión de los capitulos por respeto a la semana mayor y a que me va a dar mucha hueva escribir... pero el lunes 24 regresamos con la penúltima entrega de las aclamadísimas y super interesantísimas Memorias de la Mosha!

Status: decidiendo en donde vacacionar...
Escuchando: Don't worry, be happy; Bobby McFerrin

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