jueves, 13 de septiembre de 2007

Un cuento de taxistas

Eso de los taxis de veras que no deja de ser un estuche de monerías (tal como les conté la otra vez) y ahorita cuando creo es muy buena ocasión para de nuevo mentarle la madre a Hugo, regresa el momento oportuno de contarles aquel cuento que les dejara pendiente desde aquel día del cuento de Volaris.

Pues resulta que aquel memorable día domingo que pasara con los piojosos, anduve llegando más o menos a eso de las 10:30 am por el rumbo de Insurgentes con Reforma después de haber viajado desde la madrugada desde Xalapa con escala técnica en Puebla con todo y camotes.

De nueva cuenta, solicité asesoría a mi primo el del D.F. y una vez habiendo tomado nota de que no me subiera por ninguna pinche razón al metro por que estaría hasta su madre, nos dispusimos a tomar un taxi en plena Avenida de los Insurgentes y le dijimos al susodicho que nos llevara hasta C.U.

Y enseguida la chorcha obligada de los taxistas: "¿de donde vienen? ¿a que equipo le van? Ah que padre, fíjate que acabo de estar en Mérida hace quince días cuando los Pumas jugaron contra los Itzaes. "¿De veras?" le pregunta mi cuñado quien estaba alucinado por que le siguió la corriente "yo fui a ese juego, estuvo re-chingón, me muero de ganas de ir al Estadio" y así hasta que te canses. Al final resultó que el buen taxista era propietario de una marca fabricante de ropa deportiva pirata marca Pumita, El Pumita o yo no se cual otra pendejada del mismo estilo, lo que propició que este cabron terminando el juego acabara casi casi con toda la parafernalia de los pumas pues se compró desde bufandas hasta pulsitos mamertos para el.

Pero ahí no hubo pedo, el taxista a todo dar, nos despedimos y nos fuimos.

A la hora de la salida, aquí a su servilleta se le ocurrió caminar un poquito sobre Insurgentes hacia el norte en donde según yo, sería más fácil tomar un taxi que desde la populadísima explanada del Olímpico y así fue, ni tardos ni perezosos, nos encontrábamos trepados en un taxi que nos llevaría hasta Reforma para descansar tantito en el hotel después de haber visto un partido de soccer.

Pero oh, sorpresa... Mira que el taxista colgaba un símbolo de los Pumas en su espejo... Y tenía unas cuantas calcomanías en los cristales... "Uta madre... Es Puma este cabrón", dije yo para mis adentros.

Y vaya que lo era...

El tipo parecía ser una enciclopedia viviente de fútbol. Hablaba de que ya no hay los jugadores de antes, de que no le gustó para nada el juego de los Pumas y de que hubieran merecido perder y que había tal o cual jugador y que si no sabía por qué habían puesto a jugar a un tal sujeto que se apellidaba como estado (Chiapas le dije yo) y que si Lavolpe y Lapuente y la madre hasta que llegó al punto donde provocó que se me reventara un huevo:

"y ahora mi jefe... Ahora si vamos a ver buenas cosas en la Selección por que está Hugo... Si señor, Hugo nos va a hacer campeones del mundo, mira nada más que ganarle a Brasil y quedar en segundo lugar de la Copa de Oro. Nooo mi amigo, ¿Cuándo se habían visto estos resultados con algún otro entrenador? ¿por qué dice que no, que no está usted de acuerdo con que Hugo esté en la Selección?"

Ya me había dado suficiente cuerda desde que observé la parafernalia de los Universitarios...

"Ah cabrón... ¿Resultados? ¿Cuáles resultados? ¿Ganarle a Brasil? Lavolpe le ganó AL EQUIPO GRANDE de Brasil en la Confederaciones de 2005... No a su Selección C... ¿Y quedar segundo en la copa de Oro perdiendo con Estados Unidos? Uta... Eso cualquiera lo hace de algunos años para acá... Mejía Barón incluso le ganó alguna EN SU CASA... Me vas a venir a decir que esos son resultados? es más de lo mismo según mi opinión".

El tipo se ofendió.

Defendió a ultranza a su adorado niño de oro diciendo que era mejor y que si mis huesos también son de oro.

Pues bien, mi estimado taxista... Ahí tienes el último desplante del bocón más grande del mundo quien no encontrando donde poner la cara hoy después de haberse tomado una receta de Brasil con sus grandes estrellas y de haber pretendido comprararlas con dos nacientes jóvenes mexicanos.

Solo a un estúpido se le ocurre comparar a Vela y Giovanni con Ronaldinho y con este otro que de un error sacó un disparo certerísimo para vencer a Ochoa...


Si claro, vayan a leer a Televisa que dicen que México le "regaló" el juego a los brasileños. Yo no vi el juego, pero en el resumen muestran como cuarenta atajadas del puto y tres o cuatro del arquero brasileño.

Si... Resultados como esos, solo en Bolivia 97... Cuando también seguro regalamos el juego y el contrario no tenía a Romario, Bebeto, Aldair y compañía ¿no? Y eso que nos robaron estar en la final por culpa del pelaná localista arbitro.

Sueñen... Yo sueño con que llegue otro técnico que sepa un poquito de táctica pa' ver que hace con las joyas que este otro pendejo está desperdiciando. Pero no soy de la FMF y ya ni pedo...

Escuchando: Laura; Ricardo Arjona

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