lunes, 4 de abril de 2005

A Juan Pablo II

No tuve el gusto de verlo en persona. Cuando visitó Yucatán me limité a observarlo por la TV... ya sabes... no me gusta mucho el amontonamiento de gente... aunque ahora tal vez me arrepiento de no haberle visto.

¡Que gran personalidad! ¡Que gran ser humano! Escribí hace algún tiempo algo acerca de la muerte... acerca de que quisiera que al menos alguien recordara por un momento las cosas que una vez hice... más mis acciones o logros serán únicamente una fracción de la maravillosa obra de nuestro ahora extinto Papa. Seguramente se rezará por el en todo el mundo por su descanso, por su entrada al cielo... pero, aquí entre nosotros, creo que tiene un trato preferencial... y su lugar estaba reservado desde hace mucho.
Ojalá alguna gente (y me incluyo en ocasiones) tuviera la mitad de las ganas para hacer las cosas que se proponen; así como El intentó en sus últimos días hablarle a la gente y cumplir con sus funciones visiblemente en medio del dolor y sufrimiento de su enfermedad... ¿Te acordarás de esas imágenes cuando pienses que estás cansado? Descanse en paz... que bien merecido lo tienes!

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