jueves, 22 de septiembre de 2005

De Yucas

La Muy Noble y muy Leal Ciudad de Mérida, capital del Estado de Yucatán y hogar de tantos y tantos miles de Yucatecos que, como al Duvalín, no cambian por nada su querida y añorada Ciudad Blanca.

Para la parte final del viaje del pasado fin, nos dispusimos a almorzar en el famosísimo (en Cancún al menos) Mercado 28. Éramos 6 personas a la mesa, 5 de las cuales habíamos nacido en Mérida y la otra era la esposa de uno de ellos, así que podríamos considerarla Yuca por adopción. Creanme que no hay nada más padre que conversar con tu misma gente de las cosas que conoces: "Donde naciste?, yo en la T1", "ah no, yo en la clínica Mérida" "y por que rumbo vives? ahi por la Morelos", "ah, cerca del Kukulkán" "La cochinita que hacen por ahi" "Y la chicharra también!" "está bueno el pescado aquí", "ahí en Mérida lo cocinan bueno en Castaldi, al lado de la Cámara de Comercio", "ah si, ahi por la Itzaes".... en fin.

Es bastante cómico observar también, como el acento Yucateco les regresa a su modus vivendi como por arte de magia a nuestros Yucas extranjeros cuando se encuentran en presencia de un recién llegado (o séase, yo). Les sale la cultura de inmediato; nada más faltaría un acompañamiento de Jarana para que todos se pongan a chancletear. De hecho, te agredecen que les hayas traido fresco un poco de su querido acento hasta su actual lugar de residencia. Al mismo tiempo y en automático, empiezan a brotar de la nada los clásicos y tradicionales "Ma", "Fo", "Way", "Pelaná", "Tuch", "Xix", "Zatz" y la ya citada "Cheva".

¿La comida? buena... a secas... me sirvieron un Mero frito que, para mi gusto, estuvo pasado de dorado pues lo preparan en las mismas freidoras que se usan para hacer papas a la francesa... háganme el favor y no me chinguen... aquí en Progreso, el Fish tiene que freirse en una cazuela gigantesca de hierro con aceite 1-2-3 que no haya sido cambiado en 1 semana para concentrar más el sabor del "pescadito" (pescadito para mi es de mínimo 40 cm de longitud, pa que amarre).

Y ni hablar de la manera en que lo sirven; con cebolla blanca en vez de roja... y además, le ponen una rebanada de sandía cuando en la pinche vida lo había comido así. Sobra decir, que la dejé en el plato... lo bueno de estar sentado con Yucas es que, a diferencia de nuestros vecinos de mesa, ninguno vió con extrañeza cuando me enjuagué las manos con medio limón al terminar de comer mi sagrado almuerzo.

Y desafortunadamente, la fiesta y la alegre convivencia con los paisanos en Cancún tuvo que terminar; era hora de regresar y lo antes posible a Yucatán no sin dejar atrás nuevas amistades y promesas de que cuando estuvieran de visita por esta tierra, serían atendidos de la misma manera como yo lo fuí e invitados a cenar en la Susana Internacional en el pueblo de Kanasín para seguir yucatequeando alegremente.

Status: Mae... tengo sueño... aun no me he repuesto de la fiesta...
Escuchando: Not that kinda girl; JoJo

2 comentarios:

Herbert González Barrera dijo...

Si jorge, te conocemos de golozo y que 40cm para ti no son nada. Ya has ganado hasta al mosh. jajaja

Jorgito dijo...

Sabia que alguien compararía el tamaño del pescado con otras cosas, pero esperaba que fuera el mosh... Iba a poner 30 cm, pero era muy poco para ti y para la Mosha, jeje.