Desde el momento en que algo le pasa a tu organismo, salen como de la nada un sinfín de expertos en la materia. No falta el que te dice que le pongas hielo; tampoco quien sugiere que le pongas agua caliente ni mucho menos el que confía en que lo mejor es primero hielo y después calor para después pisar una botella.
No sé si no entendí bien la receta, pero al combinar hielo con una botella de Ron, olvidé por completo que es lo que estaba pasando ese día.
Y es que nos da por hacerla al curandero-brujo mágico milagroso solo por que alguna pinche vez en nuestra pinche vida nos pasó algo similar y creemos que el remedio que funcionó para nosotros es una panacea que tiene la obligación de funcionar el resto de nuestras existencias con propios y extraños.
Me pregunto de donde salimos todos doctores... mira que hasta recomiendan medicamentos sin saber que los componentes me los paso por el arco del triunfo como si nada por que no me hacen el más mínimo efecto.
Y no, no hice ni madre de lo que me dijeron las gentes que amablemente colaboraron con sus sugerencias; mucho menos a mi Papá quien me quería llevar con un huesero para que me "sobara" (sin albur) el pie causándome alaridos de dolor y que yo sanara milagrosamente, no. Yo creo en la medicina, la química y la ciencia; prefiero seguir las recomendaciones de un pelaná que estudió no menos de siete años en la Facultad de Medicina para poder sacarle un buen billete a los pobres incautos que pateen el piso en vez del balón y aplicarme algún remedio ancestral, psíquico o extraterrestre que me cure de la noche a la mañana.
Decidí hacerle caso solo al galeno y ya estoy bien; más aún necesito reposo para no volver a recaer y regresar pronto a las canchas donde mi sobrada calidad futbolística hace falta (para morirse de la risa, pero hace falta pa' algo!)
Pensando: en la hueva que tengo... que es mucha, y cada vez es más...
Escuchando: Remember the time; Michael Jackson
No hay comentarios.:
Publicar un comentario