martes, 28 de marzo de 2006

Domingo Salvaje (Parte 2)

Apenitas a 20 minutos de la recientemente descubierta ciudad Maya de la Mosha se encuentra el poblado de Tecoh. Según habíamos investigado el día anterior, la travesía incluiría una visita a las grutas de Tzabnah, que en llano español quiere decir Palacio del Rey pues se dice que alguna vez un príncipe Maya raptó a una princesa y se metió a esas grutas a esconderse para no salir nunca más (para mayor información sobre otras grutas y destinos similares, píquenle aquí).

Al llegar al pobladito, te vas topar con que no hay ninguna mugre señal que te indique hacia donde dirigirte, pero no hay problema, puedes contar con que bajándote del auto y preguntando en cualquier tienda, encontrarás una excelente guía para llegar a tu destino. Una vez en la entrada a las grutas, conocerás a Don Baldomiro, el encargado del sitio, quien nos explicó que la visita a las grutas consta de 2 partes; la primera y la segunda. En la primera, había que hacer un recorrido aproximadamente como de 1 kilómetro para observar diez cenotes subterraneos, al igual que múltiples formaciones de piedra labradas por la naturaleza y el paso de muchos pero un chingo de años. Lo único que me llamó la atención del relato del recorrido, fue que antes de llegar al décimo cenote, tenías que atravesar aproximadamente 35 metros en posición pecho a tierra. En la foto detrás de nuestro Vaquero Yucateco, podemos observar a Cindy, quien fue la que al final nos guió en el mentado recorrido.



Y la verdad, tú, Juan Chingón que eres neófito en esto de meterte a una gruta y piensas que 35 metros no es problema alguno... lo escuchas fácil y dices que la travesía es cualquier cosa. Ahora, 1 semana y 2 días después les digo que el dolor de espalda por los madrazos recolectados en el trayecto hablan por si mismos al decir que el viajecito no está nada fácil... al menos no para tu, un ejecutivo sedentario promedio.

Pero como íbamos decididos a la aventura, relajo, similares y conexos, no nos quedó de otra más que adentrarnos hacia la profundidad de nuestra madre tierra. Una vez que procedes a pagar tus 40 baros por persona para el recorrido, te cambias la ropa por una que puedas arruinar con confianza (verdad mamá?) y te tomas una cerveza para agarrar valor y que no te tiemblen las piernas, ahí te aprestas a ir armado nada más que con una fantabulosa lámpara de mano dadísima en toda su mismísima madre a conocer el mentado Palacio del Rey.


Una vez dentro de la caverna, sientes un bajón de temperatura como de 10º C. La primera cosa que se te viene a la mente es "no manches, que bueno que encendieron el clima"... pero no has terminado de avanzar veinte metros cuando de repente sientes un violento aumento como de 20 grados y la humedad casi, casi te impide respirar tranquilamente. ¿Entonces ya no está tan bonito verdad? Pero vives con ello, ya pagaste y tienes que desquitar cada centavo metiéndote a donde únicamente murciélagos y serpientes te servirán de compañía.

Las formaciones en la piedra son maravillosas, vamos, no vas a encontrarte con Cocodrilo Dundee, pero según nuestra amable guía, en el centro de esta foto pueden apreciar una formación en forma de un lagarto formada por medio de la forma en la que pasa el agua por la forma del lagarto (me entendieron?).

Con un poquito de imaginación, también puedes llegar a imaginarte que en el fondo de la siguiente fotito hay un nacimiento delineado con las rocas... Abajo a la izquierda pueden ver igualmente, ancestrales jeroglíficos Mayas formados por reconocidos miembros de alguna tribu "Chaca" que tienen por bien darle en la madre a las bellezas de nuestro estado.

La siguiente es una de las fotografías que más me gustaron, todo mundo apuntó su lampara maravillosa (como 3 lumens en total) hacia el mismo punto y podemos apreciar uno de los 10 cenotes subterraneos.

No hacía ni una hora en Moshapán, alguien del grupo había preguntado si es que habíamos invitado a Santiago al viaje. En uno de muchos pasajes de las grutas, la amable Cindy nos hizo la indicación de que en la pared estábamos viendo otra formación de piedra, una doble... la imagen de la izquierda se suponía era la Virgen de Fátima de espaldas, y la de la derecha nada más y nada menos que nuestro bien ponderado Jorobado. La risotada retumbó por todo lo largo y ancho de la gruta. Al pobrecito no solo se le invitó, sino que hasta había llegado un día antes a guardarnos un lugar.

Todo muy bonito, vas viendo los cenotitos, vas pasando por sogas, y hay ocasiones en la que alguien está a punto de romperse la mandarina en gajos, pero no pasa nada; pero a la hora de llegar al temible tramo donde había que tirarse al suelo, se te suben los colores a la cara... en la siguiente imagen podrán observar en filita india a los alegres paseantes a la entrada de uno de los 2 "pasos de la muerte"donde tenías que pasar arrastrándote entre lodo y lo que creimos se trataba tal vez de excremento de murcielago (nombre común: Bati-shit).

A la entrada me fui de último y llevaba la camarita para tomarles fotos a los compañeros... pero a la regresada después de reposar en el último Cenote, le dí la camarita a Herbert quien ni tardo ni perezoso aprovechó para capturar el deplorable estado de mi inexistente condición física para estos menesteres. 2 golpes en la rodilla derecha con la punta de la misma roca filosa me hicieron doblarme de dolor a mitad de la gateada para que no se me hiciera tan fácil la próxima vez.

Digo, no puede uno ser perfecto... ese punto de luz y humanidad agotada en el centro de la foto es su servilleta. Ahí vemos muy, pero muy sonrientes a Rafa y Florecita... pero aquella tuvo toda una secuela de cicatrices toda la semana y el pequeño Globo salió igualmente lesionado de sus pezuñas por los trancazos recibidos por todo el trayecto.

Como conclusión, ir a visitar las grutas de Tzabnah es toda una experiencia que debes de vivir si te gustan ese tipo de emociones y si no eres claustrofóbico para nada por que hubo al menos 2 partes en donde tenías que rodar, girar y arrastrarte para no quedar atorado entre las piedras. Muestra fiel de lo mismo, es el moretón que aún tengo en la espalda. Tuvimos que dejar para mejor ocasión la segunda parte del recorrido que incluía otros 3 cenotes con agua cristalina y unas cascadas a las que accesabas después de un recorrido de 40 metros arrastrándote en el lodo; debido a nuestro deplorable estado físico. Nota menta: no olvidar cuerda, picos, coderas, rodilleras y muñequeras para cuando decidamos regresar.

Pero al emerger de las profundidades de las cavernas, nada como una Modelo Especial bien, pero bien, pero bien helada con mucha sal y limón; el remedio perfecto después de medio bañarse, cambiarse de ropa y recorrer una de muchas bellezas naturales de Yucatán... pero faltaba lo mejor... aún estábamos buscando camorra y decidimos salir rumbo a Cuzamá para remojarnos el trasero en sus famosísimos Cenotes.

Status: to be finished...
Escuchando: Heaven; Warrant

3 comentarios:

FlOr dijo...

jajaja lo mejor fue que después de que llegamos al final del recorrido y la cara de espanto cuando vimos que teniamos que realizar nuevamente el recorrido para salir, todavía muy salsas se nos ocurre preguntar por la ruta 2 jajajaja

solo fue necesario la palabra 40mts pecho tierra para salir corriendo jajajaja

Herbert González Barrera dijo...

No sé que fue eso del cansancio, lo único que me pasó fue un leve raspón en las rodillas.

Entrenar voley ayuda mucho a la condición física sobre todo el que tienes que saltar mucho.

Jorgito dijo...

Herbert, ¿como no quieres que uno te chingue si tu solito saltas y te ensartas?

Voy a entrenar triatlón para animarme a realizar el segundo recorrido! alguien va conmigo?