viernes, 31 de marzo de 2006

Domingo Salvaje (y parte 3... laaarga como la cuaresma)

Finalmente salimos de las grutas a eso de la 1 de la tarde; todos madreados, pero salimos al fin y nos pudimos tomar un par de cervecitas para recuperar las calorías perdidas en el recorrido. Pero a pesar de la golpiza, aun queríamos más, el objetivo principal del viaje había sido ir a conocer cenotes y bañarnos y so far, solamente habíamos visto uno en Mayapán y 10 que se encontraban bajo tierra y lodo en Tzabnah. Una vez que nos medio-bañamos y degustamos alegremente de unas deliciosas galletas saladas con cheese wiz, tomamos rumbo hacia Acanceh (se pronuncia a-can-keh) y después a los cenotes en la villa de Cuzamá (se pronuncia como se escribe y no es insulto).

Los cenotes, por si no lo saben y para que vean que soy muy chingón (aha), son pozos de agua formados naturalmente en esta bella tierra a raíz del impacto del meteorito que se estrelló en la península de Yucatán dándole por ende en la torre a los dinosaurios según los científicos especializados. Yo no sé que tan certero sea afirmarlo, pero de que es una cosa única en el mundo, lo es, y pues si requieren mayor información acerca de ello, pueden ir y revisar el National Geographic o la multicitada Yucatan Today o lo que mejor se les pegue la gana.

Pues bien, dice y cuenta la historia y el argot populachero, que para llegar a los Cenotes en Cuzamá tienes que aventurarte a hacer un recorrido en un Truck. Pero no vayas tu a pensar que un Truck es una camioneta chingona poca su mauser con aire acondicionado, servibar incluido y chofer mamado tipo guardaespaldas de narco; no, no, no... nada más lejos de la realidad, les presento el increible y sorprendente Truck Yucateco:


El Truck es un carrito como para 6 personas que se mueve jalado por mulitas o por caballos, dependiendo de la posibilidad del "Truckero", como se le conoce al conductor de dichos vehículos de 1 horse power. Como era Domingo, había una lista de espera un poco larga pero el tiempo se mitigó comiéndonos unos sandwichitos y tomándonos otra cervecita... para evitar deshidratarnos, es terrible andar en el sol todo el día. Arreglamos el transporte en 2 trucks; en la vanguardia (como dijera el comandante Globo) iban Cielo Sr. y Ms. Cielo junto con Flor y Mr. Flor celosamente custodiando el objeto más valioso de mis posesiones en ese día, y en la retaguardia íbamos Herbert, su servilleta y 3 personas más que habíamos conocido ahí debido a que un Truckero mañoso (esa historia se las cuento otro día) les quería cobrar un resto de lana por el viaje; así que, confiando en las habilidades de negociación de Jorgito, accedieron a viajar con nosotros... no sabían en lo que se metían...

Una de las principales interrogantes que me vinieron a la mente cuando me subí a esa madrola, fue la utópica creencia de que había una vía de ida y una distinta para el viaje de vuelta... por que, ¿como chingados le hacían a la hora de que viniera otro vehículo de frente?... Muy sencillo, los pasajeros que vengan de ida o de vuelta o como aleatoriamente se les pegue la gana, se tienen que bajar para cederle el paso a los que vienen por el otro lado para lo que el conductor tiene que bajar el carrito de las vías y regresarlo a su lugar cuando haya pasado el grupo. He aquí la evidencia de la maniobra:

En aras del bien de los futuros paseantes, le dejé a nuestro amable conductor una pequeña dosis de consultoría gratuita diciendo que tal vez era más fácil que los Truckeros se pusieran de acuerdo y que nada más cambiaran de pasajeros en lugar de bajar y subir esa madre a las vías cada vez que se les cruzara otro vagón con gente. Pero así se hace desde hace quien sabe cuanto tiempo y les valió madre mi consejo...

El primer cenote no estuvo muy lejos... unas escaleritas de cemento nos llevaron a bajar como 5 metros y encontrarnos con esta belleza:


No puedo dejar de mencionar que no solamente encontramos bellezas naturales del tipo arquitectónico, sino que gracias a la técnica motion-picture y a que soy soltero, pude tomarle una foto a otro tipo de belleza natural posiblemente teutona. De hecho, aún discutimos acerca de si eran alemanas o italianas, pero de que estaban re-buenas... lo estaban..

Los pobrecitos Rafa y Julio, fuértemente custodiados por sus galanas, nomás no pudieron voltear a ver semejantes cosas que andaban dándose un chapuzón por ahí. ¿ya ven por que soy soltero? Hay que apreciar las bellezas que la naturaleza te brinda y no puedes dejar pasar la oportunidad de contar (ya que no hubo foto) que a una de ellas después de nadar en el Cenote, se le vió hasta la conciencia pues saliendo del agua se le resbaló la parte inferior del bikini... ah que bonitas memorias!

Salimos del primer cenote después de una media hora y nos dirigimos hacia el 3ro. pues nos habían dicho que la entrada al 2do. estaba cabrona y nomás ya casi estábamos listos para reposar en nuestra hamaca pues el viajecito por Tzabnah nos dejó molidos.

Ahí íbamos alegremente departiendo tomando una deliciosa cerveza con sal y limón cuando llegamos a una curva de 90º en donde, de nuevo, tuvimos que apearnos del Truck para que se pusiera en la vía correcta o de lo contrario hubiésemos ido a parar a casa de la chingada muy lejos...

No faltó mucho tiempo pues por alguna razón el peso del Truck se desbalanceó después de cambiarnos de vía y, aunque no llegamos tan lejos, si nos pusimos un buen madrazo. Cómico, pues yo iba sentado viendo hacia atrás y no vi ni maíz de lo que pasó... de mantener la vertical sentí como iba yéndose de lado el transporte y alcancé a meter las manos para no darme un trancazo mayor con el suelo. He aquí la imagen del incidente:

Esa mano que se asoma ahí sosteniendo un vaso, es la única evidencia que hay de nuestro pobrecito, malogrado y multi, pero multicitado Herbert... Pero no creo que le haya dolido mucho pues cayó encima de la hermanita de la novia de ese cuate de bermuda azul... así que solamente fue un susto. Nótese que el ojete de Jorgito en vez de ayudarlos a levantarse, prefirió capturar el momento Kodak pero no sin haber preguntado si todos estaban bien... Que considerado soy. Al final del viaje les dí mi dirección de correo, pero muy probablemente al ver lo que les pasaba en compañía de nuestro grupo prefirieron alejarse lo antes posible de mi... Eso o se perdieron en el camino de regreso a Mérida pues eso les había pasado en el camino de ida... Y se dicen Yucatecos...

Si la entrada al segundo cenote estaba cabrona, que bueno que no fuimos, pues según recuerdo a Flor, si alguna vez tuviste la intención de saber que era bajar a un pozo, hoy lo averiguarías.


De nueva cuenta, mandamos a Herbert a explorar de primero; digo, si ha sobrevivido varias borracheras, caerse en brasas de carbón, despertar con Freddy y volcaduras de Truck, lo más seguro es que si se caía de la escalera no le pasara nada. No había mucha luz dentro del Cenote, pero esto es algo de lo que se puede apreciar en el interior. El agua estaba deliciosa... un oasis para remojar tu cansado trasero después de todo un día de aventuras.

Y como existe el inicio de toda aventura, así existe su final, sus anécdotas y sus memorias que ahí quedan grabadas para siempre y que gracias a este medio podemos compartirlas con gente que a lo mejor ni le importa y que quizá ni llegó hasta este punto pues le dio hueva leer tanta pendejada.

Pero si llegaste hasta aquí, realmente eres alguien a quien si le importa o a quien no tiene ni madres de que hacer en su trabajo... cualquiera de las 2 cosas, es bienvenida.

Status: que sueño...
Escuchando: Todos tenemos un amor; La Mosca (y... no se puede más de uno?)

2 comentarios:

FlOr dijo...

Recuerda jorg que tenemos que aprender a nadar para regresar!!!!

Herbert González Barrera dijo...

:p,jejejeje.

jejeje