miércoles, 22 de febrero de 2006

Cuentos de Carnaval (parte 3)

"Si quieres ganar lana durante el Carnaval, tienes que poner un puesto de venta de cheva o de comida, ahí si que te vas a llevar un billetote!"

No sé en donde fregados escuché por primera vez esa oración. También la he escuchado sustituyendo las Carnestolendas por la Feria de Xmatkuil por lo que Jorgito, como persona harto escéptica que es, tuvo que comprobarlo y vivirlo para hacerse una opinión.

Habremos manejadoaquellos mentados carritos musicales por 2 o 3 carnavales. Pero como los centavos que apenas ganábamos no nos satisfacías, nuestro voraz apetito de billetes llevó al Anciano y a un servidor a pensar en nuestra cochina mente en algún día tener nuestro propio puesto de venta durante los paseos y hacer dinero... mucho dinero. Me voy a referir a los principios del año 2003 cuando, como cayendo del cielo, una compañera en mi anterior trabajo me comentara que ella había conseguido quien sabe como chingados un puesto para vender refrescos y comida; pero que ella se dedicaría a la parte de las bebidas y que estaba rentando el espacio de los alimentos pues no tenía quien lo atendiera.

Haciendo cálculos mentales de manera por demás en chinga, me aventé a la ventura empresarial en compañía de mi cuatacho el Abuelo debido a que me había demostrado su interés en años anteriores por romperse el lomo y echar a andar nuestro guajiro sueño de vender comida en el Paseo de Montejo... De inmediato tomé el teléfono y localicé a la perra esta quien se encontraba en su casa y me dijo que si le metía, que hiciéramos el cálculo para ver cuanto habría que invertir y que adelante, nuestro sueño de salir de pobres empezaba a tomar forma. Si había fumado mota o no, eso está por verse pues el Anciano distó mucho de ser el compañero de negocios ideal... más bien fue algo así como el chalán incómodo o el pelaná huevón al que había que corretear para que se despertara.

Moviendo uno que otro conecte que aquí su servilleta tiene, nos armamos de una parrilla de gas, le prestamos a mi papá un par de neveras para conservar la comida y compramos un tambach de platos desechables y salseros de plástico para poner manos a la obra en nuestro negocio. El Viejecillo del Monte colaboró con el tanque del energético, y con los cuchillos y tabla que tan importante parte jugarán posteriormente en la historia. Recuerdo igual que en aquel entonces teníamos un remolque que nos servía para aquel fracasdao negocio del aceite (recuérdenme contar aquellito algún día igual) y con el mismo fuimos recolectando las chingaderas que nos servirían para montar el chow de nuestro pequeño bisne.

Si no me falla la memoria (el alcohol etílico es cabrón), creo que nuestro primer día de venta fue el viernes... por que saliendo de la chamba nos dispusimos a instalar nuestro puestecillo de ventas ahí en pleno Paseo de Montejo y hacernos como Mac Pato...

Status: y luego digo que no me gusta... continuará...
Escuchando: La fuerza del destino; Fey

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