viernes, 24 de febrero de 2006

Cuentos de Carnaval (y parte 6)

El martes de Carnaval esperábamos mucha venta y gracias al cielo eso es lo que obtuvimos. Nos pasó casi, casi igualito que el domingo, nada más que en esta ocasión no nos apendejamos y estuvimos preparados: pusimos mucha carne en el asador para que a la hora cuando le diera hambre a la multitud no hubiera ningún problema.

Mi señor padre tuvo a bien irnos a echar una mano a cambio de unas cuantas cervezas como siempre, pero no había tos, mientras el asaba la carne yo la hacía de mesero y el Anciano medio preparaba las tortugas y los tacos. La cosa era todo un éxito y la diversión no se hizo esperar, de repente mi buen socio regresaba con latas y más latas de cerveza y como la deshidratación estaba cabrona, no hubo más que trabajar feliz cantando y bailando bebiendo el delicioso líquido ámbar. Y ahí andábamos uno asando, el otro sirviendo y uno más haciéndole de lo que podía...

El Viejo era el encargado de cortar la carnita en pedazos pequeñitos para que fuera más fácil la preparación de los alimentos y su posterior digestión... si ustedes han ido a comer a algún lugar donde exista un taquero decente, seguramente mientras la carne es picada escucharán un sonoro "tac, tac, tac, tac, tac, tac" que ocasiona el cuchillo cuando es aporreado contra la tabla de picar. Pero así de cierto como que el sol saldrá todas las mañanas, Erick no es ningún taquero y mucho menos podemos hablar de el e inferir que es una persona decente y por lo anterior, no podía pasar la aventura sin que nos sucediera alguna pendejada.

En un momento de la tarde el stock de carne que habíamos preparado comenzó a disminuir y hubo que picar más carne. Ya casi se nos gastaba toda la venta, por lo que estábamos más que eufóricos pensando que pronto contaríamos nuestras ganancias. El Anciano se puso a picar con el conocido sonido de tabla y cuchillo de carnicero, nada más que en su borrachera, confundió el dedo meñique de su mano izquierda con milanesa de cerdo y le dió un buen tajo. Aquello fue el pandemonium, la sangrita salpicó el asador y cayó también un poco dentro de la carne que estaba picando. Mi viejo corrió a llevarlo a la ambulancia más cercana para que le pusieran un parchecito y los que estábamos ahí nos quedamos cagándonos de la risa por su absoluta pendejez. Afortunadamente y para final feliz de la historia, no le pasó nada ni perdió el dedo, pero si fue muy impresionante escuchar un "tac, tac, tac" seguido de un "splash" cuando el cuchillote golpeó carne humana. Al poco rato regresó con su curita en el dedo y continuamos con nuestro negocio.

Unos pocos días después, nos reunimos a sacar cuentas y contar nuestras jugosas ganancias, el resultado final? una majestuosa cantidad de 150 baros para cada uno por 3 días de rompernos la madre y casi perder un dedo. ¿que fué lo que pasó? Al poco ratito del incidente de este pelaná, el dueño del puesto de cervezas se acercó a nosotros y nos dijo "nos deben tantas latas y tantas caguamas, páganos!" así que... en pocas palabras y para no alargar el cuento mucho más, nos bebimos toda la ganancia y mucho más... lo bueno fue que ese cabrón no se dió cuenta de que durante la noche que hicimos guardia en el puesto también habíamos estado consumiendo de su sagrado producto.

Retomando la frase de la tercera parte "Si quieres ganar lana durante el Carnaval, tienes que poner un puesto de venta de cheva o de comida, ahí si que te vas a llevar un billetote!" hoy puedo afirmarles con toda la seriedad de el mundo que es una reverenda mamada. Solamente si tienes un puesto de cerveza tienes oportunidad de tener mucho flujo de efectivo; y conste que digo FLUJO y no ganancia, por que es una rotura de madre más cañona y acaba cada integrante como con 500 pesos por 6 días de sobarse el lomo. Con la comida apenas y sale para tomar las chevas y dar la tanda para todos los cuates... pero ese era el objetivo y como le dije a mi mamá en aquella ocasión "acostado en mi hamaca, nadie me va a venir a regalar el poco dinero que pueda o no obtener a cambio de trabajo" y lo bailado y lo vivido, nadie te lo quita tampoco.

Así terminan pues los cuentos de carnaval... desafortunadamente anda perdida una foto que muestra el ejemplar comportamiento de unas turistas gringas al orinar en medio de la calle... ojalá la encontremos algún día... Mientras tanto, me voy en la noche al Paseo... alguien se apunta?


Status: the end
Escuchando: She says; Howie Day

3 comentarios:

Herbert González Barrera dijo...

Te faltó contar que al abuelo se le cayeron unas tortas al llevarlas hacia una tarima, y que con la misma las recogió y entregó el muy pelaná.

[ [ [ Mosh ] ] ] dijo...

jajajja es verdad no me acordaba...y hun las gringas wisharon a un lado de donde estabamos y fuimos complices porque interferimos con la policia para que no se las llevara mientras les gritabamos a las borrachitas: corran pendejas corran!!!! jajajajaja obviamente ya envalentonados con cierta cantidad de alcohol en la sangre ;) jajajajaja

Jorgito dijo...

Coño Herbert, que tal si nos demanda salubridad? pero en fin, así fue...

Y Moshito... unos 3 cartones serán considerados como cierta cantidad? o a lo mejor más?